Buscar este blog

sábado, 26 de mayo de 2012

MARILYN MANSON: AHÍ VUELVE EL VILLANO

Como todo en la vida, a veces se necesita de las cosas malas para que contrarresten la posible mentira efímera de las cosas buenas. Por simple equilibrio no se puede pretender andar por ahí como un enano saltando por un campo lleno de rosas perfumadas sin que te tengas que hacer daño con alguna de sus espinas; no podemos pretender que todo el mundo sea un santo en medio de una sociedad que día a día nos muestra su podredumbre. Lo bueno y lo malo siempre han estado y seguirán ahí.

Recuerdo por allá en los 90´s todo el escándalo que se suscitó en la escena rock a raíz de la aparición de un extraño tipo que con su banda solía hacerse daño en el escenario, que de repente aparecía con discursos en contra de lo políticamente correcto desde un atril ataviado con un símbolo de tan ingrata recordación como el nazi y que con su sonido agresivo y sus teatrales videos llenaba de rabia cuanto pub y antro había: Marilyn Manson.

Para la época, era necesaria la presencia de un personaje que nos recordara que no todo podía ser sonrisas como el heavy glam nos lo hacía ver, ni la eterna depresión característica del sonido grunge. Manson entró pisando duro con su propuesta poco convencional plagada de críticas a la religión, la política y el sistema como tal. Así muchos no nos comiéramos los mitos alrededor de su extraña y magnética presencia y que otros todavía piensen que el tipo se baña en sangre o cosas así, no se podía desconocer que estábamos frente a todo un icono de la cultura rock, una de esas cosas que nunca se olvida. Con decir que hasta mi mamá que no tiene ni idea de rock, sabe quien es él.

Y claro, ante un ataque tan frontal a los cimientos mismos de la sociedad  era de esperarse la reacción, venida de todos los frentes puritanos. Todos los calificativos en contra de un concepto que simplemente conjuga lo artístico con lo comercial se quedaban cortos: basura, inmoral, suicida, maligno, violento. De repente se había encontrado un chivo expiatorio sobre el cual colgaran todos los males, mientras que contrariamente la cifra de discos vendidos y las ganas de devorar todo video o concierto del “tipo sin costillas que se auto satisfacía oralmente” seguían en aumento, llegando a más de 50 millones. Qué ironía.


Particularmente encuentro estupendo el concepto artístico del hombre. Sus vídeos por más grotescos u obscenos que le puedan parecer a la gente, nunca dejaron de sorprenderme por estar inundados de un sentido de la creatividad como pocos. Y que decir de sus canciones, cargadas de una fuerza y rabia contenidas. Hay días en que uno simplemente quiere eso: levantar su puño y su grito, despertar la furia, la agresividad ante tanta tontería que uno ve por ahí. El reverendo es un buen catalizador de todo eso.

No me las voy a dar de que toda la música de Manson me ha gustado. Obviamente disfruté mucho de la época del Antichrist Superstar en el 96, con sus inolvidables himnos como “Tourniquet”, “Man That You Fear” y “The Beautiful People”, al igual que con aquel Mechanical Animals de “I Don't Like the Drugs (But the Drugs Like Me)” o “Coma White”.  Mantuve el entusiasmo con Holy Wood (In the Shadow of the Valley of Death) en el 2000 y sus “Disposable Teens” y “The Nobodies”. Pero salvo algunos sencillos de sus siguientes trabajos, mi gusto por Manson volvió a florecer en 2009 con su séptima placa The High End of Low, gracias a temas como “Leave a Scar”.

Con agrado escuché hace poco menos de 1 mes “No Reflection”, el primer lanzamiento de su octavo álbum al que la banda misma cataloga como lo mejor que han hecho (¿cliché?) y al que irónicamente llamó Born Villain, como recordándole a todos que para eso vino y para eso sigue ahí: para seguir siendo la excusa de todos los males que nos aquejan y paradójicamente recordar que no es más malo que la sociedad en la que nos tocó vivir. La metáfora viene con maquillaje y vestida de cuero.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario