Año 91. Un gordito
de 15 años con reputación de buen estudiante había cosechado una fama en el
colegio de ser muy amante al rock (o a lo que él llamaba rock). Ante la
ausencia de Internet, sus oídos habían consumido todas las dosis del heavy glam
que los programas de TV regional, las pocas estaciones de rock que se
escuchaban en su natal Medellín por ese entonces y una que otra revista que le
llegaba a sus manos, podían ofrecerle. Todo parecía estar normal y estaba a
gusto con ello.
De repente aquel
gordito comenzó a notar cambios…había cosas que lo sacaban de quicio; había
cosas que le aburrían como un putas. Y hasta le daba piedra cuando gradualmente
iban sacando del aire todos esos grupos con los que conoció el rock, que porque
dizque eso "estaba pasando de moda".
Y entonces a todos
les dio dizque por escuchar Nirvana. Eso
sonaba tan pero tan distinto y el gordito estaba tan ensimismado en su mundo
hard rock ochentero, que simplemente no le gustó…ni se quiso dar cuenta de que
algo nuevo estaba pasando. Definitivamente sentía que todo se estaba desviando
y la magia se perdía.
Año 91. La época en que le saqué sangre al colosal álbum negro de Metallica; la
época en la que los Guns N' Roses
arrasaban con todo; la época en la que todo comenzó a sonar a Nirvana y a gritos; Era la época de la
transición que en medio de toda esa depresión que sentía, se hizo más llevadera
gracias a 5 tipos que en un afiche vestidos con bermudas y leñadoras, parecía
que intentaban alcanzar al mismo tiempo el cielo. Su nombre: Pearl Jam.
Gracias a Pearl Jam me di la oportunidad de escuchar otra
cosa. Gracias a ellos me di cuenta de que no valía la pena hacer diferencias
entre lo clásico y lo nuevo. Gracias a Pearl Jam
descubrí que todo era simplemente rock y que se fueran al carajo las etiquetas.
No lo digo ahora, lo
he dicho siempre: la banda de los 90's por excelencia es Pearl Jam y no Nirvana
(para mi). No voy a negar que disfruté y disfruto lo que hizo Cobain & Cia;
sí que le saqué gusto a aquel LP del "Nevermind"
que una novia (Q.E.P.D.) me regaló por error cuando yo le pedí el álbum Niño Gigante de Ekhymosis
(vio al niño en la portada y lo vio muy grande y debió decir: "ese es el que quiere mi gordo").
Pero lo de Pearl Jam es otro nivel: son
unos maestros de maestros.
Este es un homenaje
a aquella banda que fue capaz de sacar uno de los mejores trabajos de los 90's
("Ten") y que suena mientras
esto escribo. La banda de la rabia, la de la depresión, la de la energía y la
del sentimiento. La banda que por fin verán mis ojos. La directa responsable de
lágrimas y borracheras (espero con ansias que no me coja sobrio la noche bogotana,
cuando suene aquel himno que ha visto destilar alcohol como pocas en mi vida: "Black")
Podría poner las más
de 300 canciones que de estos locos me acompañan, pero no me da. En MetroRock, estas son mis favoritas de Pearl Jam.
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