La vida a ratos nos
quita ganas, momentos y sueños, pero en otros se viene con todos los regalos
debajo del brazo para darle un sabor agradable al hecho de estar aquí,
aguantándose a pelafustanes que se la pasan tramando, viendo como políticos se
llenan sus bolsillos mientras se burlan de todos, renegando por injusticias que
todos vemos y nadie ve o llorando tragedias propias y ajenas. Quiero creer que
la vida es más que eso.
Mientras esto
escribo, se escucha de fondo With or Without You
de U2 cual si fuere una banda sonora que
está ahí para acordarme de todo lo que estos 42 almanaques a bien me han sabido
dar. Trato (sabiendo que no obtendré ningún éxito en ello) de contar el número
de jodidas veces que literalmente he saboreado una etílica copa mientras esta
melodía retumba; pienso en todos los buenos momentos con amigos del alma al son
de carcajadas y recuerdos que se niegan a morir. Intento pensar en los momentos
en los que una lagrima rodó por mi ojeroso rostro en nostálgica señal de todo
el dolor que se puede sentir al ver como el amor de siempre se iba y regresaba.
Es que es
simplemente sublime pensar en cómo una sola canción representa tanto en la vida
de alguien, logrando compactar toda esa montaña de recuerdos y por qué no,
esperanza en lo que se viene. Un himno personal que hace más de 20 años me
sirvió para ratificarle a ese amor que iba y volvía, que realmente yo estaba
ahí, que la iba a esperar, que iba a hacer todo lo humanamente posible por
hacerla feliz y que algún día bailaríamos elegantemente vestidos esta canción
en medio de vinos sobre una terraza de un hotel parisino, después de una
tranquila caminata por los campos elíseos.
Hoy la vida me da el
regalo de despertar a su lado todos los días, de tener la indescriptible
sensación de construir cosas juntos, de complementarnos día a día para que con
nuestras acciones frenemos el desgaste del tiempo y de fortalecer un amor que
después de superar todos los obstáculos, se materializó hace ya 7 años en una
princesa que con su sonrisa y espontaneidad, nos cambia el día por malo que
haya sido.
Y cual si fuera
poco, la vida me da el regalo de poder disfrutar a su lado, de un concierto en
el que me visualizo fundiéndonos en un abrazo que propicie que la existencia se
detenga temporalmente por esos 4 minutos y 55 segundos, reteniendo en mente y alma,
todo lo que hemos pasado y lo que vendrá, mientras París nos da espera.
A mi flaca,
compañera de camino. Un corazón…Una esperanza…Un amor.
Nota de cierre:
No me las voy a venir a dar de
ser el más fiel seguidor de la banda irlandesa. Soy de los que considera que el
The Unforgettable Fire y el Joshua Tree son unos álbumes sencillamente
monumentales; soy de los que renegué con su apuesta rupturista en varias
canciones "electro-pop" que hicieron con sus trabajos en los 90's y
también soy de los que se regocijó con el cambio de milenio al oír una placa
estupenda como All That You Can't Leave Behind,
justo en la época en la que junto con R.E.M.
eran de lejos, lo mejor en el rock de este planeta.
Una gran banda, de
esas de las que quien gusta de este cuento, no debería dejar pasar la
oportunidad de ver en vivo. Les dejo este playlist con las que a mí más me
gustan.