Estos días que tuve
la inmensa fortuna de ver en vivo uno de los reencuentros más
esperados de la historia musical como lo es el de los Guns N' Roses, pude
sacarle provecho no sólo desde mi óptica de simple fanático del rock que vibra
con cada uno de los sonidos emanados de una guitarra o un grito a rabiar. Eso
lo tuve, y de sobra pero saqué mucho más de esta experiencia.
Indudablemente el
tiempo pasa. Ni físicamente (que no musicalmente) esos ídolos eran los mismos
de hace 25 años, ni mucho menos estos 90 y tantos kilos + 41 almanaques míos me
permitían medianamente intentar vivirlo con la misma energía. No obstante, así
como esos capos estaban en frente mío dando todo lo que podían, entregándose en
cada nota y hasta teniendo la osadía de correr en el escenario, yo a mi manera
quería saltar y gritar mientras mi espalda y mis rodillas me ratificaban que ya no era lo mismo.
Leía hace poco uno
de las tantas críticas a este evento en el que decían que era un robo , que
cómo era posible ir a ver a unos gordos viejos acabados y no se qué cuánta
babosada más. Y he reflexionado sobre eso. Claro que el tiempo tiene que
avanzar. Claro que ya ni ellos, ni yo, ni mis amigos somos los mismos de hace
25 años, pero así como a los Gunners lo que pudiera faltarles en la parte
física lo compensaban con una experiencia vasta reflejada en cada canción
tocada y una actitud responsable y profesional como la que quizás no contaban
cuando estaban jóvenes, así mismo me sucede; así nos sucede a todos.
No hay nada de malo
en envejecer. Si uno mezcla solo un porcentaje de la intención de pasarla bien
que tuvo en ese entonces con todo lo que las canas, los kilos y la vida le han
enseñado para bien y para mal, el resultado tiene que ser el disfrute al 100 de
todo lo que hagamos en una dimensión que no hubiéramos alcanzado a los 19. El tema es de pasión.
Por eso es que sigo
disfrutando del rock. Por eso es que lo sigo viendo como la mejor manera de
canalizar emociones. Por eso es que a ratos combato mi habitual nostalgia de
días pasados con el encanto de darme licencia a ver a qué suena lo nuevo. Hoy
les comparto en MetroRock los nuevos sonidos que nos ha dejado este último
tercio del 2016 y que a este cuarentón gordo pero no acabado le han gustado.
Y la vida, sigue.