Estoy tratando de
hacer memoria. Mis encuentros con el punk eran bastante distantes por allá a
finales de los 80's cuando comencé a escuchar rock. Fui de los que crecí con
ese mito de que el heavy metal que me enamoró de este cuento y el punk no la
iban; supuestamente eran corrientes que no se podían ni ver.
Esa percepción la
corroboraba cuando de vez en cuando subía al Carlos Vieco del Cerro Nutibara a
algún toque y veía una que otra pelea entre metaleros y punkeros. Ese tipo de
cosas y los ecos estridentes de bandas de punk tronando en "Rodrigo D, No Futuro" me mandaban señales de que por ahí como que no era lo mío.
Con los años, el
punk rock se fue haciendo su espacio en mi colección personal. Fui capaz en mi
adolescencia y futura adultez, de entender la importancia que esta expresión
artística tiene en la historia de esta pasión llamada rock. Entendí y entiendo
que todo hace parte de un único universo. Es simplemente rocanrol y ya.
Y es que dentro del
punk se esconde todo un abanico de gamas que van desde el mensaje rebelde y
anti-todo con el que surgió por allá en los 70's, la protesta social, el
sarcasmo ante lo que sucede a nuestro alrededor, el eterno sentimiento por
pasar bueno; hasta el bendito y maldito amor le hace guiños por los laditos.
Desde sonidos crudos
y simples que nos remontan a meternos a ver ensayos en un garaje, a sonidos muy
melódicos, otros muy elaborados, con fusiones que permiten que no pase
desapercibido. De lo subterráneo a lo más comercial que se hubieran podido imaginar sus precursores.
Sin la más mínima
intención de dármelas de experto en el tema, quiero compartirles este playlist
que ejemplifica mi aprecio por este sub-género del rock cuyos representantes
(unos de manera muy abierta y otros muy en el fondo), siguen conservando su
semilla de hacer las cosas como les plazca.